El trigo proyecta su mayor superficie en 20 años

Un escenario optimista para el trigo pintó la Bolsa de Cereales de Buenos Aires durante el Lanzamiento de la Campaña Fina 2025/26, evento en el que como es habitual a esta altura del año presenta las primeras estimaciones para trigo y cebada para el próximo ciclo. En su proyección, la entidad estima que el cereal va a tener su mayor superficie en 20 años.

“Con un clima que se presenta favorable para la siembra, y con una ecuación económica que permite mantener los planteos tecnológicos promedios, se espera que el área sembrada de trigo alcance los 6,7 millones de hectáreas, con una producción estimada en 20,5 millones de toneladas”, consignó la Bolsa porteña. Es proyección asume un aumento de 400.000 hectáreas respecto a la campaña pasada, lo que equivale a un crecimiento del 9%.

De confirmarse la estimación se tratará de un área que estará entre las máximas de los últimos 25 años. El récord para este siglo corresponde a la campaña 2001/02, cuando se sembraron 7 millones de hectáreas, y el segundo escalón del podio lo ocupa el ciclo 2021/22, con 6,7 millones.

En lo que respecta a cebada, se proyecta que la superficie se ubicará en 1,3 millones de hectáreas, con una producción estimada de 5,1 millones de toneladas.

Uno de los protagonistas de la presentación fue Ramiro Costa, Gerente de Estudios Económicos de la entidad, quien indicó que las últimas campañas globales fueron muy buenas a nivel productivo, incluyendo el trigo, aunque los stocks mundiales de este cereal se encuentran en mínimos de los últimos 10 años.

“Esta situación podría profundizarse en 2025/26, ya que se espera que el consumo vuelva a superar a la producción, reduciendo aún más los niveles de stocks. Mientras tanto, algunos de los principales exportadores proyectan caídas en sus volúmenes exportables. En contraste, Brasil -el mayor comprador de trigo argentino- anticipa una buena cosecha local, lo que podría limitar su necesidad de importar en la próxima campaña”.

Viento a favor

Luego se refirió al escenario climático para la nueva campaña, indicando que las precipitaciones registradas en los últimos meses fueron abundantes sobre toda el área agrícola, y que permitieron recomponer el agua disponible en el suelo. Frente a este escenario, el contexto climático se muestra favorable para encarar la siembra de la fina.

En cuanto al contexto local, señaló que la campaña fina 2025/26 se perfila con condiciones económicas más favorables para el productor. En cuanto a precios, “el trigo cotiza levemente por encima del año pasado (+3%), aunque aún se ubica un 5% por debajo del promedio de las últimas cinco campañas. Sin embargo, la baja en los costos mejora la relación insumo-producto y permite proyectar una leve mejora en la rentabilidad proyectada”, explicó.

Y analizó: “Este escenario sería aún más favorable si se mantuviera la reducción en los derechos de exportación del 12% al 9%. Además, se proyecta un uso de tecnología al menos igual, e incluso algo superior, al de la campaña pasada, lo que refuerza las perspectivas productivas positivas”.

Exportaciones estancadas

Durante la presentación, se destacó que, en los últimos diez años, Argentina ha mantenido un nivel de exportaciones de trigo relativamente estable, con un promedio de 10 millones de toneladas anuales, mientras que otros países exportadores continúan ampliando su participación. “Esta dinámica ha llevado a una pérdida gradual de participación argentina en el comercio mundial. De cara al futuro, se espera un crecimiento moderado en las exportaciones argentinas, aunque fuertemente condicionado por la competencia de otros orígenes. Este escenario expone la necesidad de profundizar cambios que mejoren la competitividad del país”, planteó.

“En los últimos meses se han observado avances importantes en materia de estabilidad macroeconómica y desregulaciones que permitieron ganar eficiencia y reducir costos. Ese camino, favorable, debe continuar para consolidar el salto que el agro argentino está en condiciones de dar”, valoró el gerente.

El aporte de la fina

Por último, Costa presentó las cifras de aporte económico de ambas cadenas y destacó que el valor agregado de las cadenas de trigo y cebada se estima en 4.723 millones de dólares, lo que representa un incremento del 31% respecto a la campaña anterior. “Este aumento se puede atribuir, en parte, a la expansión de la superficie cultivada y del volumen producido, así como al efecto positivo de la relación entre los precios del trigo y sus costos de producción”, indicó.

“Adicionalmente, se proyecta que las exportaciones de estos cereales experimenten una mejora del 15%, alcanzando un valor de 4.225 millones de dólares”, finalizó.

El contexto político acá y allá

Previo a la disertación de Costa, la presentación comenzó con un análisis del contexto internacional, realizado desde la Fundación INAI, por Maximiliano Moreno quien destacó que dicha situación se encuentra actualmente caracterizada por una fuerte incertidumbre y volatilidad, lo cual está llamado a impactar en los flujos de comercio y las cadenas globales de valor.

Desde su punto de vista, las tensiones derivadas de las subas de aranceles deberían ajustarse en la medida que avancen positivamente los acuerdos entre EEUU y otros países, durante la ventana de negociación abierta por 90 días.

En este marco, la gran incertidumbre es cómo evolucionará la escalada de aranceles entre China y EEUU, tema que ha adquirido la centralidad esperada a partir de que EEUU fue acotando y enfocando el campo de aplicación de sus sanciones comerciales.

“De avanzar, este conflicto tiene el potencial de generar importantes desvíos de comercio en el sector agroindustrial, particularmente si tenemos en cuenta que EEUU es uno de los principales exportadores mundiales y China uno de los principales importadores”, graficó Moreno.

Por su parte, José Martins, presidente de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, tuvo a su cargo el cierre del evento, oportunidad en la que valoró positivamente algunas medidas recientes del gobierno argentino como la salida del cepo, la unificación cambiaria y la desburocratización, considerándolas pasos hacia adelante para la normalización del país y su capacidad para competir con otros países de la región.

A pesar de esto, señaló que aún quedan cosas por hacer, especialmente en todo lo relacionado a la carga tributaria y la necesidad de incentivar la inversión y la producción para lograr un desarrollo sostenible.-